EUROPA
PRESS
13 diciembre
2016
Las principales
afecciones cutáneas que empeoran con el estrés son psoriasis, acné y dermatitis
atópica, además se ha asociado a la aparición de brotes de otras enfermedades
como dermatitis seborreica, alopecia areata y
rosácea, y, según explica la dermatóloga María Calvo Pulido, si el estrés es
crónico puede provocar envejecimiento prematuro de la piel.
La experta, quien va a
formar parte del Complejo Hospitalario Ruber Juan
Bravo, señala que "tanto pacientes como dermatólogos están convencidos de
que el estrés puede empeorar determinadas enfermedades de la piel, de hecho, se
estima que hasta un 25-30% de los pacientes que acuden a una consulta de
Dermatología, tienen asociado un componente psicológico".
Cuando se prolonga en el
tiempo la situación de estrés, se produce una situación de inmunosupresión que,
según señala, "aumenta la susceptibilidad a infecciones y el empeoramiento
de enfermedades alérgicas e inflamatorias". En lo relativo a la piel,
añade, "ha demostrado en experimentos animales aumentar la incidencia de
cáncer de piel asociado a radiación ultravioleta".
La piel tiene un papel muy
importante de protección frente a agentes agresivos externos, regulando funciones
inmunológicas, y en definitiva participando activamente en una correcta
homeostasis o equilibrio. "Numerosos estudios han demostrado como la piel
es capaz de detectar por sus receptores de dolor, presión y temperatura, una
situación estresante y mandar la información al cerebro", explica.
A la hora de actuar contra
el estrés, como parte del tratamiento de algunas enfermedades cutáneas, Calvo
señala que, es probable que en pacientes seleccionados, "una terapia para
reducir su estrés que puede consistir en únicamente una correcta explicación de
su enfermedad, evolución y tratamiento en la consulta, junto con el tratamiento
dermatológico adecuado, contribuiría a una mejor adhesión al plan de
terapéutico y consecuentemente mejores y más rápidos resultados".